jueves, 3 de febrero de 2011

Manifiesto Contra el Descuento

Y yo os digo a tod@s:
¿Cuándo terminará este odio, esta exclusión a los artistas?, ¿cuándo comenzaréis a respetarnos?

Cuando acudimos a un comercio no regateamos el precio del periódico, los tornillos, los tirafondos, ni las uvas.
¿Qué os dirían si vais a un centro comercial y os ponéis a regatear en las tiendas?, ¿Adónde os mandarían?, ¿Por qué tenemos los artistas que soportar semejante desplante? No nos respetáis. A partir de ahora no respetaremos a aquellos que nos pidan un descuento. Os echaremos a patadas de nuestros estudios, de nuestras casas, de nuestras vidas. Y cerraremos la puerta y, cuando nos crucemos con vosotros por la calle, os señalaremos y le diremos a la gente lo que sois, para que os tiren fruta pasada.

"Es muy caro", nos dicen esas personillas grises que despilfarran su parné en las más variadas tonterías sin sentido ni fuste.
¿Es muy caro respecto a qué? Es muy cara la gasolina, el café, el teléfono. No es cara una manifestación ÚNICA pensada, proyectada y manufacturada con la mejor (o peor) de las intenciones y
¿Qué os creéis, que el taller de un artista es un mercadito? ¿Creéis que pintamos porque nos hace gracia, para que el tiempo pase más rápido o para divertirnos un ratito?
Si os parece caro un cuadro, compraos una lámina, o haced una colección de posavasos de periódico. Si os parece caro un cuadro, nos estáis menospreciando. En lugar de hacernos la ola cuando llegamos, nos pedís un descuento.
Si os parece caro el Arte, es que no tenéis ni idea. Es que no merecéis tener colgada de vuestra pared, a modo de trofeo, un pedacito de nuestra alma, un hijo nuestro.
Si os parece caro, no os lo llevéis. Si os gusta de verdad y no tenéis dinero, intentad robarlo.
¡Qué lástima nos dáis, regateando unos miserables euros! ¡Qué patético es vuestro semblante trillado, de suficiencia financiera, centrado en vuestras cuentas!
¡Es tan triste vuestra naturaleza de acomodados protectores de vuestro patrimonio!
Salid a la calle, si os atreveis, y enfrentaos a un lienzo en blanco, a una hoja en blanco, a un día en blanco. Intentad llernarlo con vuestras pobres y torpes zarpas. A ver qué os parece caro cuando se despierte la consciencia de vuestra propia nimiedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario